Se considera que es necesario brindar vigilancia al estado emocional de los niños y niñas.
Los aspectos que se deben vigilar son en base a la edad o nivel educativo, explicó tras señalar que hay signos de alarma, que tanto padres como docentes deben identificar.
En cuanto a los niños de educación preescolar, se debe supervisar si tienen micciones o evacuaciones durante la noche o día, que son consideradas como regresión en el control de esfínteres.
Además de cambios en el apetito, insomnio, berrinches frecuentes que salgan del control de los padres o docentes, que pueden incluso llevar al niño a lastimarse o cambios en el comportamiento o irritabilidad.
Dentro de los aspectos a vigilar para los niños de primaria, se encuentran los somáticos como dolor de cabeza, de estómago, vómitos antes de ir a la escuela, también los cambios de ánimo, miedos excesivos, alteraciones del sueño y cambios en el apetito.
Mientras que en los niños y adolescentes de secundaria, es importante vigilar cambios conductuales, de amistades, aislamiento social, poca apertura con papá o mamá para informar de sus amistades o actividades, agresividad o incluso consumo de sustancias y autolesiones.
La importancia de la vigilancia de las emociones es para identificar riesgos y en las escuelas plantear actividades lúdicas que ayuden a mantener el sentido de pertenencia de los alumnos, generando cercanía y orden entre ellos.