¿Lo ven? ¿No se los decía yo?
Sin ser pitoniso, augur, oraculero, vate, nigromante, astrólogo, profeta, esotérico, vidente o cartomancista, aseguraba apenas hace algunos días que la moda de los extraterrestres impuesta por el Gobierno de los Estados Unidos con no sé qué fin, tendría secuelas entre la población.
Algunos ya ven incluso a “seres irreales”, “seres de otros mundos” y “reptilianos” durante los viajes aéreos y eso pone en peligro al resto de los pasajeros.
Así ocurrió con una ‘ñora en un vuelo de American Airlines. Causó un tumulto mayúsculo cuando acusó a uno de los usuarios de no ser real.
Otros se contagiaron de tal locura y afirmaron que el citado pasajero “irreal” era medio raro, porque no parpadeaba como la gente normal, de arriba hacia abajo, sino hacia los lados, como los reptiles, justamente como lo hace el extraterrestre que captura Will Smith en “Hombres de Negro” (Man in Black, por su nombre original en inglés. Estrenada en 1997. Director: Barry Sonnenfield. Protagonistas: Will Smith, Tommy Lee Jones, Linda Florentino, Vincent D’Onofrio y Rip Torn).
La gente ya empieza a ver aliens por todas partes.
El caso del avión de American Airlines no es único. Ya hubo otro caso similar, donde un tipo pretendió abrir la puerta de la nave en pleno vuelo para aventarse de cabeza al vacío y escapar del extraterrestre que iba sentado junto a él.
Esa esquizofrenia podría cundir en todo el mundo y volverse sumamente peligrosa. ¿Qué tal si alguno de esos loquitos tiene éxito y logra abrir la puerta del avión?
Pero toda la culpa la tiene el gobierno gringo. ¿A quién se le ocurre “oficializar” que existen los OVNIS?
En los últimos años se han desclasificado archivos de diversas agencias donde se habla de contactos, avistamientos y hasta combates con naves de otros mundos.
El colmo fue cuando el Pentágono informó que se había derribado un OVNI, pero que en realidad resultó ser un globo espía chino.
No sé con qué fin lo estén haciendo. Tal vez como una cortinota de humo para ocultar la terrible situación financiera que atraviesa el Gobierno de los Estados Unidos y que estallará en cualquier momento.
Mis dos o tres lectores deben saber, por ejemplo, que resultaría sumamente difícil que una nave pueda trasladarse de un planeta a otro, mucho menos de una galaxia a otra. Tomaría muchos años y por consiguiente, tendría que ser un aparato monstruoso con el 90% de su capacidad repleto de víveres y oxígeno. Además, están las leyes físicas. En el vacío espacial nada se puede quemar, entonces, el combustible es inútil. Una nave tendría que “brincar” de una estrella o de un planeta a otro, orbitándolos para ganar impulso y seguir al siguiente.
Pero ya no quiero aburrirlos con temas muy técnicos.
Carl Sagan y otros científicos que le entraron al tema de la ciencia ficción teorizaban que pueden existir en la vastedad de nuestra galaxia un sinnúmero de civilizaciones con diferente grado de desarrollo.
Decían que la civilización Tipo I o planetaria, tendría como característica el haber desarrollado una tecnología básica, como la nuestra, que les permite moverse por la superficie de su planeta sin ir más allá. La civilización Tipo II, estelar, ya podría viajar entre planetas y estrellas cercanas, en tanto que la Tipo III conquistaría su galaxia.
No dudo que haya vida en otras partes del Universo, pero de aquí a que vengan a turistear a La Tierra, ya es otro cantar.
En los siguientes días, semanas, meses y años, la gente seguirá viendo aliens por todas partes, porque se trata de una histeria colectiva creada por los gringos.
Y algún creyente de los OVNIS dirá por ahí: “¿Ya ven? ¡Se los dije! ¡Yo siempre tuve la razón!”
Pero hasta que nos tomemos selfies con ellos y nos expliquen cómo carajos le hicieron para violar las leyes de la física yo seguiré en una postura de escepticismo.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Me parece con glóbos oculares demasiado prominentes para ser equiparado a un colúmbido”. (Se me hace muy ojón pa’ paloma).