Wednesday, May 1, 2024

Al Vuelo-Ceviche

Por Pegaso

A diferencia de Irán e Israel, que están a punto de partirse la madre, entre México y Ecuador parece que las cosas están mejorando.

La semana antepasada la policía ecuatoriana irrumpió en nuestra embajada en Quito para sacar a la fuerza a un fugitivo llamado Jorge Glass, quien fue Vicepresidente de ese país, acusado por diversos delitos, provocando con esa acción una respuesta diplomática del Presidente mexicano.

Tras largos dimes y diretes, finalmente el Presidente de Ecuador, Daniel Noboa, con ánimo conciliador, invitó a su homólogo mexicano a comerse un ceviche y unos tacos para conversar.

El ceviche es el platillo nacional de Ecuador y los tacos, de México.

La respuesta del mandatario mexicano, para quienes lo conocemos mejor que él mismo, será la siguiente:

Responderá a la invitación de Noboa con otra propuesta más adecuada a los tiempos de la Cuarta Transtornación.

Es decir, que en lugar de que la reunión sea en Quito, tendría que ser en la Ciudad de México, y en lugar de ceviche y tacos, un buen plato de chilpitín con frijoles en bola, tortillas recién hechas y su chesco de sabores.

Ahora que si Noboa quiere, podrían ir a la Merced, a comerse unos deliciosos tacos sudados de frijolitos o chicharrón, o irse a una estación del metro para echarse unos de ojo, de suadero, de nana, de buche o de nenepil con una cerbatana bien helodia.

Ya que la gastronomía de nuestro país es mucho más variada que la ecuatoriana, tendría que probar también un curado de piñón en una pulquería tradicional acompañado de unos sopes bien aceitosos.

La visita presidencial no estaría completa si no se incluyera un plato de menudo con pata, preparado como Dios manda, es decir, con su chilito rojo, orégano, su cebollita y su limón, con un vaso tamaño familiar de agua de horchata, jamaica o limón.

Y para hacer el viaje inolvidable no hay más que caerle a la doña del aeropuerto Felipe Ángeles que vende tlayudas a precio económico.

Si Noboa, que es un júnior de un terrateniente ecuatoriano le hace el fuchi a nuestra comida mexicana, entonces sugiero que el Gobierno Mexicano envíe una propuesta de ley al Congreso para que decrete la prohibición de vender, producir y consumir ceviche.

Debo decir que la comida mexicana es adictiva. Aquí, en nuestra región, disfrutar de los tacos de trompo, las sincronizadas y las papas asadas ya se ha vuelto un ritual.

¿Y qué me dicen de los chicharrones tipo La Ramos? ¡Se hacen colas enormes en los sitios donde venden ese manjar de dioses!

Yo digo una cosa. Si todos los conflictos internacionales se pudieran arreglar con una comida, ¿Acaso estarían ahorita Israel e Irán aventándose bombas? ¿Y qué de los rusos y ucranianos? ¿De los de Corea del Norte con los del Sur?

Mi recomendación al Presidente de nuestro país es que acepte ir a Ecuador a brindar con tacos y ceviche.

Eso lo obligaría a ser recíproco y mostrarle al mandamás ecuatoriano la riqueza culinaria de nuestro país, recordando que en los últimos años la cocina mexicana ha sido calificada como Patrimonio de la Humanidad.

¡Ahí nomás!

¡Y que viva México, cabrones!

Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “Me proporcionaron en mi propia salsa de ajíes”. (Me dieron en mi mero mole).

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